Con sabio amor y como si quisieran aliviar mis penas y cerrar mis heridas, los hados han puesto en el camino que me lleva a Londres al poeta Eduardo Moga (Barcelona, 1962), quien vive actualmente en dicha ciudad y con quien me he puesto en contacto. Me escribe:
Sí, Agustín, nos tomaremos una
cerveza (o incluso más de una) en algún pub de esta ciudad fascinante pero
hostil, multitudinaria y ruidosa, aunque llena también de rincones silenciosos
y secretos. Podríamos muy bien hacerlo en Ye Olde Chesire Cheese. El lugar
conserva el encanto, físico y literario,
de hace cuatro siglos. ¡Y la plaza
de Trafalgar! No te quedará más remedio que visitarla. Casi todas las rutas
turísticas, casi todos los paseos que valen la pena, pasan por ella.
(…)
Tu entrada de anteayer, por
cierto, es sobre la Central Eléctrica de Battersea. Yo viví en un piso desde cuyo
balcón se podía contemplar, y hoy sigo viviendo muy cerca de ella. Pero está
cambiando: la van a convertir en una gran zona residencial y comercial. Creo
que todavía podrás apreciarla cuando vengas a Londres, aunque esté llena de
andamios y grúas.
Un abrazo.
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